DeMUNCK y SOBO (1998) revelan varias ventajas de usar la
observación participante por encima de otros métodos de recolección de datos.
Esto incluye el hecho de que ofrece acceso a la "cultura entre
bastidores" (p.43); permite también una descripción ricamente detallada,
que ellos interpretan como un poner de relieve el objetivo que se tiene de
describir "comportamientos, intenciones, situaciones y eventos que son
comprendidos por los informantes"; y provee oportunidades para ver o
participar en eventos no programados. DeWALT y DeWALT (2002) añaden que mejora
la calidad de la recolección e interpretación de datos, y facilita el
desarrollo de nuevas preguntas o hipótesis de investigación (p.8).
DeMUNCK y SOBO están de acuerdo en varias desventajas de usar la participación como método, incluyendo el hecho de que a veces el investigador pueda no estar interesado en lo que ocurre más allá de un nivel superficial, y los lectores externos tengan que apoyarse en lo que relatan los informantes clave. La controversia MEAD-FREEMAN6) ilustra cuán diferentes son las comprensiones que adquieren diferentes investigadores de lo que observan, basados en los informantes clave usados en el estudio. Problemas relacionados a la representación de eventos e interpretaciones subsecuentes pueden ocurrir cuando los investigadores seleccionan informantes clave que son similares a ellos o cuando los informantes son líderes de comunidades o participantes marginales (DeMUNCK
& SOBO 1998). Para aliviar este problema de sesgo potencial, BERNARD (1994)
sugiere evaluar previamente a los informantes o seleccionar participantes que
son culturalmente competentes en el tópico en estudio.
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